¿Los descubrimientos de su investigación son realmente objetivos? ¿No dependen de las preguntas que utiliza para enfocar el tema?

Tiene razón. La manera en que se hacen las preguntas influye considerablemente en los resultados de la investigación. El antiguo ideal científico de la verdad absoluta ha resultado ser un ídolo. Incluso la percepción más directa ya ha sido filtrada mediante interpretaciones y juicios de valor.

De esta manera cualquier modelo científico resalta ciertas partes del objeto de la investigación y deja fuera otros aspectos. Ilumina una realidad compleja arrojando luz sobre ciertos aspectos y dejando en la oscuridad los demás. El método físico-químico, por ejemplo, reconoce sólo los aspectos físicos y químicos de los organismos vivos, ignorando los demás. Esto es completamente legítimo e incluso útil. De esta manera encontramos respuesta para ciertas preguntas, pero otras, como la pregunta filosófica y teológica sobre la naturaleza de la vida, no se pueden contestar utilizando este método.

Esto sirve también para la iglesia. Podemos considerar este fenómeno desde perspectivas muy diferentes. Se puede enfocar con distintas metodologías – exegético-bíblica, histórica o con la ayuda metodológica de las ciencias sociales. Cada una de estas perspectivas responde a ciertas preguntas, pero no a otras. Nuestra investigación responde a la pregunta: “¿Cuáles son las características cualitativas válidas universalmente que tienen una relación positiva con el crecimiento de las iglesias cristianas?” Esta pregunta refleja sin duda nuestro interés en el crecimiento de las iglesias previo a la investigación. ¿Esto es poco científico? No, porque lo científicamente neutral no existe. Lo que hay son diferentes intereses que después se confrontan científicamente.

Algunos han comentado de manera crítica que estamos perdiendo objetividad al no limitarnos al estudio de investigación y ofreciendo al mismo tiempo consejos prácticos para el desarrollo de la iglesia. Tras esta objeción se esconde el pensamiento extendido de que la exclusión de las preguntas de aplicación es la mejor garantía de objetividad. Permítame dejar clara una cosa: No pertenecemos al tipo de científicos que hacen investigación “pura”, no contaminada por ningún propósito, y que después se enorgullecen de quedarse fuera de preguntas de beneficio y aplicación. Por el contrario nuestra investigación se diseñó expresamente con el propósito de la aplicación práctica. Nosotros no consideramos esto una desventaja, sino una ventaja considerable en contraste con las discusiones puramente académicas. (DNIP, 213-214)