Todo creyente comprometido y todo líder de iglesia quiere ver el evangelio del Señor Jesús avanzar en el mundo. Y para ello la iglesia de Jesús debe crecer. Sin embargo, vemos en muchos lugares que el evangelio no avanza como nos gustaría. Seguro que conocemos algunas de las causas de esto, pero la verdad es que sólo Dios sabe el porqué total. Avivamiento y crecimiento, a fin de cuentas, son realidades que pertenecen a su divina soberanía.
Y aunque los seres humanos no seamos capaces de “generar” con nuestros esfuerzos la conversión de gente a Cristo, sí podemos obrar de maneras más o menos útiles al Señor en cuanto al cumplimiento de la Gran Comisión. Hay maneras de vivir la vida cristiana y vivir la vida de la iglesia que favorecen o desfavorecen el crecimiento del Reino de Dios. Existen iglesias que parecen ser auténticos “criaderos” de nuevos creyentes y nuevas congregaciones y, por el contrario, existen otras que sufren un estancamiento arraigado. Y si esto es así, ¿En qué se diferencian las iglesias en crecimiento? ¿Qué características tienen las iglesias que crecen que no tienen las que no crecen?
El “desarrollo natural de la iglesia” tuvo su génesis precisamente en el seno de esta inquietud. ¿En qué se diferencian las iglesias en crecimiento? Pero en vez de quedarse satisfecho meramente con afirmar algunas posibles “verdades” sobre el tema, dos creyentes, Christian A. Schwarz (un teólogo y estudioso del “iglecrecimiento”) y Christoph Schalk (un estadístico) emprendieron el estudio empírico más amplio que jamás se ha hecho sobre el tema. Entre los años 1994 y 1996 su “Instituto para el Desarrollo Natural de la Iglesia” llevó a cabo un proyecto de investigación mundial que analizó a fondo las causas del crecimiento de iglesias, encuestando a más de 1000 iglesias en 32 países. Los resultados de este proyecto de investigación se presentan en el libro Desarrollo Natural de la Iglesia: Ocho características básicas de una iglesia saludable.
Y ¿Cuál fue la conclusión de este estudio? Sencillamente la siguiente: Dios ha puesto en la naturaleza de la propia iglesia la capacidad de crecer y multiplicarse siempre que tenga salud. Por lo tanto, el “desarrollo natural de la iglesia” consiste en liberar las dinámicas de crecimiento con los cuales Dios mismo edifica su iglesia. Y el grado en que una iglesia ha conseguido esto se puede medir, de manera fiable, realizando un análisis de ocho características básicas.
Desde esta perspectiva, la labor de “hacer crecer” la iglesia se convierte en el trabajo de fomentar la salud de la iglesia. Se convierte en el trabajo de sanar las “enfermedades” de la iglesia que ralentizan su crecimiento. Se convierte en el trabajo de asegurar que la iglesia tenga esas cualidades que Dios quiere que tenga.
El Señor Jesús una vez dijo que si el árbol es bueno, su fruto será bueno. No hay mejor definición para la filosofía del “desarrollo natural de la iglesia.” La intención no es producir fruto a la fuerza. Asegúrese de que su iglesia es sana, de buena calidad, y el fruto se producirá por su propia cuenta – según la soberanía de Dios.
¡De eso trata el “desarrollo natural de la iglesia”!